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Terapia miofuncional https://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/logopedia/terapia-miofuncional

La terapia miofuncional es una de las herramientas de rehabilitación más útiles de la logopedia, ya que permite corregir problemas que afectan la respiración, la masticación, la articulación y la deglución.



La terapia miofuncional (TMF) tiene cuatro fases de trabajo: prevenir, valorar, diagnosticar y corregir los malos hábitos o malformaciones orofaciales. Para entender qué es la TMF debemos saber en primer lugar que áreas y funciones del cuerpo trabaja. En concreto lo hace en los órganos y la musculatura orobucofonatoria que tal y como indica la propia palabra se centra en tres zonas; la oral, bucal y fonatoria.


Las funciones básicas de estas zonas abarcan desde la respiración, masticación, habla, succión, deglución y otras secundarias como pueden ser bostezar, escupir, llorar, soplar, vomitar…, de ahí la importancia de esta herramienta de rehabilitación logopédica en un sinfín de disfunciones.

Las patologías en las que la terapia miofuncional se aplica de manera activa son:

  • Síndrome de Down; hipotonía, hipoplaxia maxilar y del paladar, sialorrea…

  • Parálisis cerebral; hipotonía muscular, maloclusión lingual, respiración bucal…

  • Malformaciones faciales, como puede ser fisura palatina (disglosia), labio leporino.

  • En aquellas disfunciones neuromusculares como puede ser la disfagia o disartria.

  • Patologías funcionales como dislalias o maloclusiones linguales (mal posicionamiento de la lengua).

  • Parálisis faciales, ya sean consecuencia de un ACV (Accidente Cerebro Vascular), TCE (Trastorno Craneoncefálico), temporales (parálisis facial) o como consecuencia de otro factor externo (ortodoncia).

  • En enfermedades neurológicas como esclerosis, párkinson, alzhéimer…

  • Tras intervenciones quirúrgicas maxilofaciales, laríngeas o linguales. La TMF también se usa tras cirugías de reconstrucción plástica y en casos de tumoraciones de la zona.

  • Después de intervenciones por vegetaciones, roncopatias o amigdalitis.

Cualquier patología en la que se vea afectada dicha zona con carácter genético, neurológico, degenerativa o temporal va a necesitar de la terapia miofuncional.


Ha de indicar cuáles son tales alteraciones y su afectación a nivel cualitativo lo más detalladamente posible para así poder diseñar un plan de rehabilitación para cada paciente, con unos objetivos y ejercicios específicos, teniendo en cuenta siempre el nivel cognitivo, la patología, la edad y situación de cada persona.


Ya se encuentren dichas alteraciones durante una rehabilitación logopédica o venga derivado de cualquier otro especialista, hay que mantener una coordinación a nivel multidisciplinar para que la rehabilitación sea lo más efectiva posible. Es muy difícil que un tratamiento funcione si cada especialista implicado en la rehabilitación trabaja de manera independiente.


Una vez llegados a este punto, a la hora de valorar la evolución debe de realizarse de manera conjunta, lo mismo que decidir que áreas se van a trabajar e intervenir y en que orden para que cada especialista con sus propias herramientas y metodología favorezca una correcta evolución en paralelo a los demás profesionales.

La figura del logopeda en la aplicación de la terapia miofuncional

El principal profesional que va a llevar a cabo dicha labor es el logopeda. Su figura es fundamental en este tipo de tratamientos, ya venga derivado de un ortodoncista, otorrino, fisioterapeuta, oncólogo…, ya que la labor directa de la terapia miofuncional es el propio logopeda quien la ejecuta.


Un ejemplo muy gráfico y sencillo son los niños con maloclusión lingual, ya que al tener un posicionamiento incorrecto de la lengua realizan movimientos linguales que empujan los dientes superiores. Este mal hábito puede venir ocasionado por el abandono tardío del chupete, chuparse el dedo o por costumbre. Son niños que con el tiempo van a necesitar una ortodoncia, además de encontrarse en su habla con dislalias por ceceo en la mayoría de los casos.


Si este mal hábito no es corregido previamente a la implantación de la ortodoncia por un logopeda, reeducando y corrigiendo dicho mal hábito, una vez se le retire la ortodoncia el niño tendrá tendencia a volver a adelantar la lengua y dejarla en la zona superior de la boca apoyada en los dientes, por lo que volverá a cecear y a empujar los dientes descolocándolos de nuevo, volviendo a necesitar ortodoncia.


Por ello, y otros muchos ejemplos, se entiende la importancia de la terapia miofuncional de cara a la mejora y evolución en tantas patologías o disfunciones en las que nos encontramos afectadas la respiración, masticación, articulación y deglución. Estas áreas básicas y tan importantes en nuestro día a día dificultarían y alterarían en gran medida nuestros hábitos cotidianos (respirar, masticar, tragar o hablar) convirtiéndolos en un gran reto.

Cómo se trabaja la terapia miofuncional: ejemplos de ejercicios

Por otro lado la terapia miofuncional puede ser una rehabilitación activa o pasiva, es decir con la colaboración o no del paciente. Esto es debido a que en muchas de las patologías en las que se lleva a cabo la TMF nos encontramos con que los pacientes no pueden ayudar de manera voluntaria al logopeda, como puede ser en algunos casos de parálisis cerebral o demencias.


De manera directa se trabaja a través de masajes y manipulación manual de la zona para conseguir una mayor movilidad, sensibilidad y reeducación de malos hábitos, como pueden ser, en respiradores bucales, el permanecer con la boca abierta, lo que conlleva consigo una cadena de malas costumbres, apareciendo un exceso de saliva (sialorrea), hipotonicidad o falta de tono en la musculatura facial, masticación mas débil, deglución atípica al tener problemas en la creación del bolo alimenticio y su deglución (tragar) y en la alteración de la propia articulación.


En la terapia miofuncional se utilizan también diferentes texturas y temperaturas para trabajar la sensibilidad, tanto el defecto como el exceso (hipo o hipersensibilidad).

Nos ayudamos de diferentes materiales metálicos que son fáciles de calentar y enfriar, guías maxilofaciales, depresores (palos) de madera o plástico, vibradores/masajeadores faciales, bolas de diferentes tamaños, alimentos cotidianos, chuches, pan de molde, yogures, purés, espesantes…

Ejemplos de ejercicios de terapia miofuncional

Por otro lado, la terapia miofuncional puede usarse con juegos básicos y fáciles de hacer manualmente para que se encuentren adaptados a cada paciente, como por ejemplo:

- Ejercicios de respiración para corregir malos hábitos (respiradores bucales).

- Praxias con dados, ocas, parchís, en listados, con gráficos para conseguir un mayor control en los diferentes movimientos linguales, labiales y mejorar el tono y eliminar tensiones innecesarias.

- Sujeción de botones de diferentes tamaños con los labios para fortalecer la fuerza de estos.

- Abrebocas, hilos dentales para trabajar para tonificar maseteros.

- Juegos de memoria donde el paciente deba ejecutar la acción emparejada.

- Lectura, masticación con cuerpos de diferentes tamaños, aquí nos podemos ayudar de mayas de masticación para que no se sufran atragantamientos.

- Sujeción de un palo con el labio superior, con ambos labios sin morder, en vertical sujeto con los dientes mientras se articulan diferentes palabras… para mejorar la tonicidad de los músculos maseteros.

- Practicar las comidas/alimentación con el propio paciente para corregir la postura, malos hábitos a la hora de masticar, como usar un solo lado de la boca, masticar con la boca abierta, respirar por la boca durante la deglución, un mal posicionamiento de la lengua al intentar tragar, no limpiar correctamente los restos sólidos que se puedan quedar tras tragar, colocar al introducir el alimento en la boca mal los cubiertos, mezclar alimentos líquidos con sólidos dependiendo del caso y de la afectación en la deglución…


El conjunto de estos ejercicios lo que buscan es que el paciente adquiera un mayor control de los diferentes órganos de esta área, labios, lengua, músculos maseteros, paladar…, conseguir que desaparezca tensión excesiva de la zona mandibular o zona del cuello si existiera, corregir malos hábitos para conseguir un correcto patrón respiratorio, un buen sellado labial, un control adecuado de los órganos que intervienen en la articulación y masticación y una reeducación de los movimientos voluntarios e involuntarios como los ocasionados por el uso excesivo del chupete o succión del dedo, así como trabajar la sensibilidad de la zona.



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